GRACIAS CAMPEÓN:
Corría el 13 de Octubre de 1.998, día en el que Ana (por aquel entonces mi novia) cumplía 20 años. Debido a la simpatía que ella procesaba hacia la raza canina y algún que otro motivo un poco difícil de explicar, no se me ocurrió otra cosa que regalarle un perro.
Como dicen que los perros se parecen a sus amos, opté por regalarle uno que se asemejara lo máximo posible a las características de mi pareja, es decir, que fuera amable, sensible y agradable. Dudaba entre tres especies Samoyedo, Alaska Malamute y Husky Siberiano, optando finalmente por la última de las estirpes mencionadas.
Una vez tomada la decisión hubo que encargarlo. Como no podía ser de otro modo, vino de Asturias (Comunidad Autónoma natal de mi pareja), había nacido el 5 de Agosto de 1.998, tenía pedrigree y era hijo de una pareja de campeones de diversos concursos; pero nuestro nuevo amigo ganó en concurso más grande de todos, conquistó nuestro corazón, sobretodo el de Ana que lo subió de inmediato a los altares de sus sentimientos.
Como era lógico, le tuvimos que bautizar (ponerle un nombre), optando tras una meditada reflexión por llamarle PRO, un nombre corto, fácil de recordar, poco común y aunque no lo parezca, que tuviese significado (al menos para nosotros).
PRO entró en nuestras vidas adoptando diferentes roles en cada uno de nosotros:
* Para Ana como un hijo.
* Para mí como un amigo.
* Para mi sobrino Enrique como un hermano.
¡Cuantos paseos dimos los cuatro juntos los fines de semana!.
Nuestro amigo despilfarraba elegancia, energía, vitalidad y desobediencia. Parecía no tocar el suelo con su refinado caminar, cortaba el aire con su vertiginosa carrera y no te hacía ni puñetero caso como se te ocurriera soltarlo, pasando a cobrar el ingenio un papel primordial para lograr su captura. Amigo de los niños (le encantaban) y terror de las gallinas (todavía le encantaban más). Imborrable el recuerdo de su aullido y el movimiento de su cola cuando Ana llegaba a cada una de sus diversas moradas.
El primer domicilio de PRO fue la caseta de las pistas de la autoescuela, pero Ana sufría mucho al dejarlo allí solo, hasta que un buen día le llevó una compañera que encontró en la calle, acostumbrada la pobre a brutales palizas con mayor frecuencia de la deseada. Se llamaba SIRA, era una perra Alaska Malamute y como no podía ser de otro modo tras una breve convivencia juntos, quedó preñada de nuestro campeón. De ese cruce entre Husky y Alaska salieron unos perros espectaculares y como tampoco podría ser de otro modo Ana se quedó con un ejemplar de su primera camada; BLANQUITA una perra completamente blanca de ojos azules verdaderamente digna de ver. Poseía la energía del Siberiano y la magnitud del Malamute.
El afecto que le prestaba Ana a sus chuchos aumentaba de manera directamente proporcional al cariño recibido, partiéndosele el alma cuando en uno rutinarios paseos se encontró a tres cachorritos abandonados. Conociendo a mi media naranja el desenlace era previsible; se procedió al bautismo y posterior acogida. Todas eran hembras llamándoseles ESTRELLA, BIELA y MANCHAS respectivamente. Una vez sacadas adelantes a golpe de biberón la primera fue regalada a un amigo de confianza; quedándose con las dos últimas y aumentando así el clan.
Las nuevas compañeras fueron recibidas de manera tan cordial por nuestro campeón que posteriormente ambas fueron fecundadas. Las camadas se sucedían, entrabas en la caseta y tenías que andar con extrema delicadeza para no pisar a alguno de los nuevos inquilinos. Ana se estrujaba la cabeza buscando los perfiles adecuados de personas que quisieran acoger a los nuevos vástagos. El problema de virilidad de nuestro campeón era tan manifiesto y susceptible de agravarse con tanta moza lozana en los alrededores que hubo que optar esterilizar a las damas. No obstante Ana decidió quedarse con un ejemplar de la última camada; vástago él de PRO y de BIELA, descendiente que fue denominado como PANCHO como consecuencia de su mesura.
Admirable el comportamiento de mi pareja que nunca vendió un cachorro; todos ellos fueron regalados, pese a ser muchos de ellos dignos de ser venerados. Como la familia iba en aumento y las comodidades escaseaban, Ana optó por buscar otras ubicaciones al aire libre que ofrecieran un mayor bienestar para su singular parentela, realizando dos traslados de inquilinos y enseres a lugares donde sus incondicionales camaradas pudieran disfrutar el aroma de la libertad.
Con el discurrir de los días toda esa potencia, robustez y energía se ve truncada el pasado 13 de Septiembre de 2.007 como consecuencia de la picadura de un insecto, por algo a los que los científicos denominan Leishmaniosis Canina, más comúnmente conocida como enfermedad del "Mosquito".
Como PRO no quería estar solo, ni Ana que lo estuviera, quiso llevarse una compañera de viaje. Por proximidad y afinidad decidió llevarse a su compañera de parcela, es decir, a su inseparable amiga MACHAS (la perra a la que solamente le faltaba hablar); probablemente para que ella se entiendiera con San Pedro, procediera éste a la apertura inmediata de las puertas del Cielo y posteriormente realizar ambos el acceso con pausado caminar.
El patriarca se ha marchado, pero nos ha dejado una huella imborrable en nuestros corazones. Ha habido muchos perros, pero como siempre ha repetido mi pareja <<PRO es PRO>>. Por todo lo que nos has dado, sobretodo a Ana, no puedo más que darte las gracias públicamente como lo que eres: UN CAMPEÓN.
¡GRACIAS CAMPEÓN!.
1 comentario
Anónimo -
PRO,NUNCA TE OLVIDAREMOS.
OLGUITA